Alabanza Majestuosa
 

Alabanza Majestuosa
Octubre 5, 2010

“Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.”
                                                                                        – Salmo 22:3

 

a Alabanza Majestuosa es un medio para establecer el Reino y gobierno de Dios sobre la tierra. Sería necio pensar que el ser humano puede añadir o disminuir poder o gloria al gobierno del reino de Dios. Igualmente necio sería ignorar el privilegio que ha sido dado a los redimidos de establecer ese Reino en cada área.

Debemos enfrentar las situaciones en la tierra, dando la «bienvenida» al reino, invitando a la poderosa persona del Espíritu de Dios a remover las circunstancias difíciles o imposibles para transformarlas. “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá. Firme es tu trono desde entonces; Tú eres eternamente” (Salmo 92:1-2).

Esto se hace mediante la alabanza: «Dad gracias [llenar la situación de alabanza] en todo [no «por» todo], porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (I Tes. 5:18). Por lo tanto, invitamos el poder de la presencia de Dios en toda situación que enfrentamos. Oremos «Venga tu reino, hágase tu voluntad aquí». Entonces, llena tu vida de alabanza y así prepara un lugar para el trono de Dios.

Al igual que los trompetistas de Gedeón (Jue. 7:17–22) y el coro de Josafat (II Cró. 20:20–22) confundieron a sus enemigos y abrieron paso para la victoria que el Señor había prometido, la alabanza abre paso para el reino del Rey hoy. “y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén” (Apo. 1:6).

La alabanza es la senda hacia la presencia de Dios, para contemplarle en Su magnificencia. Como Dios habita entre las alabanzas, rendirle tributo de adoración es la vía para disfrutar plenamente de su presencia. La alabanza realza la gloria de Dios y permite a quienes la tributan escuchar la respuesta de su soberano celestial.

A través del Espíritu Santo esta respuesta de lo alto puede adoptar formas diversas, tales como profecía, sanidades, milagros, consolación, un llamado al silencio o al temor reverente, la convicción de pecado y la salvación de los pecadores.

Aunque Dios está presente dondequiera, hay una manifestación única de su dominio, que se revela de manera particular en una atmósfera de alabanza.

El resultado: ¡Dios entrará! Su presencia vivirá (morará, habitará) en nuestras vidas. La palabra «habitar» (h3427, del hebreo yawshab ) significa «sentarse, permanecer, establecerse, o casarse». Es decir, Dios hace más que visitarnos cuando le alabamos, su presencia permanece con nosotros y establecemos una relación cada vez más fuerte e intima con Él.

Entonces Dios pondrá un Cántico Nuevo en nuestro corazón. “Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová” (Salmo 40:3).

Un Cántico nuevo es un «cántico espiritual» que brota de la intimidad de Dios en nuestro ser, de los cuales habla el apóstol Pablo (Efe 5:19; Col 3:16). Como tal, es una manifestación fresca y espontánea de adoración y alabanza ofrecida a Dios desde lo más profundo del corazón del creyente consagrado. Tanto la letra como la melodía son a menudo improvisadas. De acuerdo con I Corintios 14:15, el cántico nuevo puede ser entonado en un idioma vernáculo o en lenguas espirituales. Es el júbilo de nuestro espíritu, una parte vital de la verdadera adoración.

La vida en este mundo pude ser un desierto y traer mucho dolor, pero Dios nos dio este poderoso medio para traer bendiciones y satisfacción.  Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas” (Salmo 61:1).

No es una oración silenciosa: «Y con labios de júbilo te alabará mi boca» (v.5). Y vemos su fruto: 1) «Dios, Dios mío eres tú» (se afirma la relación con Dios); 2) «De madrugada te buscaré» (prioridades claras); 3) «Mi alma tiene sed... mi carne te anhela» (profunda intensidad); 4) «Para ver tu poder y tu gloria... te he mirado en tu santuario» (deseo de participar junto a la comunidad); 5) «Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán» (la apropiada gratitud y ver las verdaderas riquezas); 6) El resultado: «Como de meollo y de grosura será saciada mi alma [mi ser real]». Esto es, la satisfacción de las necesidades personales.

El salmista se deja envolver completamente por este himno de alabanza a Dios: ojos (ver, v. 2), labios (v. 3), manos (v. 4), alma (v. 5), boca (v. 5) y mente (medite, v. 6); como tal, nos ofrece el ejemplo de alguien que adora en verdad.

Sin caer en los ritmos mundanos y movimientos sensuales, en la Alabanza Majestuosa todo nuestro cuerpo está envuelto, sobretodo en las ofrendas de acción de gracias. “Ha de oírse aún voz de gozo y de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias [todah – h8426] a la casa de Jehová. Porque volveré a traer los cautivos de la tierra como al principio, ha dicho Jehová” (Jer. 33:11).

El sustantivo Alabanza, o todah en hebreo, significa dar gracias, enaltecer, acción de gracias, adoración y deriva del verbo yadah, el cual significa «dar gracias o exaltar». La raíz de yadah es yad , que quiere decir «mano». Por tanto, dar gracias o alabar a Dios es «levantar o extender las manos» en agradecimiento a Él.

¿Cómo es la Alabanza Majestuosa? Es la alabanza de Sion.
En Sion sólo se habla Fe. Allí hay entendimiento de los caminos de Dios. Se canta porque Jesús ya trajo nuestra herencia. Es el lugar donde el reinado es una realidad. Los ciudadanos de Sion son reyes poderosos.

Sion no es un lugar de tristezas ni melancolía ni depresión sino de conquista. Allí no hay lugar para el romanticismo sensual, el rock rebelde, ni los ritmos carnales. Es el lugar donde se paga tributo a la majestad y gloria del nombre y carácter  del Rey.

Sion es el lugar donde sólo Dios salva. Es donde estamos plenamente convencidos de la futilidad de nuestros medios y de la grandeza de Dios. Es el lugar donde sólo se exalta a Dios. Se reconoce a Dios por su grandeza, y majestad.

El salmo 47 se utiliza en las celebraciones del año nuevo judío con la idea de que Dios reinará sobre todas las naciones. “Pueblos todos, batid [taga – golpear con entusiasmo] las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo. Porque Jehová el Altísimo [El-Elyon] es temible; REY GRANDE sobre toda la tierra. Él someterá a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies. Él nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó” (vv. 1-4).

Veamos el verso 9, Los príncipes de los pueblos se reunieron como pueblo del dios de Abraham;  porque de Dios son los escudos de la tierra; Él es muy exaltado.”¿Cómo me tengo que presentar en Sion? Como príncipe delante del Rey, no como lleno de melancolías necesitando una canción triste para hundirme más. Somos reyes, presentémonos como tal.

Presentémonos como vivos de entre los muertos. En Rom. 6:11 Pablo nos dice que nos consideremos “muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” La palabra considerar es de contabilidad y significa hacer un inventario, tomar conciencia, y por lo tanto actuar como tal. ¡Tú eres un vivo en medio de tantos muertos que te rodean! Preséntate así delante de Dios. Es un mandato.

De igual manera, Pablo nos dice que presentemos a Dios nuestros miembros, esto es, cada parte de nuestro cuerpo, como instrumento de justicia (v. 13). La alabanza de Sion presenta nuestro cuerpo a Dios como sacrificio agradable de justicia, en una vida de rectitud.

Fue en Sion que Dios dio la victoria a David contra todos sus enemigos: Siria [norte], Edom [sur], Filistea [oeste], y Moab [este]. “Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue. y reinó David sobre todo Israel; y David administraba justicia y equidad a todo su pueblo” (II Samuel 8:14-15).

Fue en ese periodo de Sion que David escribió el Salmo 60. Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad, para que se libren tus amados, salva con Tu diestra, y óyeme” (vv.4-5). La bandera del hijo de Dios son los Nombres de Dios [Vea nuestra sección del Nombre Bendito]. Cuando levantamos Su glorioso nombre, no nuestros ritmos, sensualidades y romanticismos vanos, Dios nos da la victoria, como termina el salmista: “En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos” (v. 12).

Es una adoración que transforma toda área. Exalten a Dios con sus gargantas, Y espadas de dos filos en sus manos, para ejecutar en ellos el juicio decretado; Gloria será esto para todos sus santos” (Sal. 149:6, 9).

 

                                     

                                      En Su exaltación …
                                                                                 Dr. Johel LaFaurie  

   

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